viernes, 30 de mayo de 2014

"CHICO" (La muerte de un guerrillero)

Corrían los años '80, corría la esperanza detrás de los sueños, corría la vida por todas las calles, corría la sangre, corría la muerte, y esa madrugada también corría la PN (Policía Nacional) detrás de nosotros.
Eran días hermosos de rebeldía, de subversión bendita, y los Comandos Urbanos jugaban un papel decisivo en la guerra grande, en la guerra amarga, en la guerra triste, en la guerra luminosa, en la más bella y terrible guerra que ha vivido El Salvador: la guerra para forjar el camino de la justicia y de la paz.
Las acciones se habían planificado con anticipación, era una operación sencilla que ya habíamos realizado en otras ocasiones y consistía en colocar una gran bandera roja con las siglas FMLN en la parte superior de "La Copa".
La Copa era (o es) un enorme tanque para almacenar agua que ya desde esos tiempos se encontraba abandonado y era el lugar más alto de esa zona de Cuscatancingo; debido a su posición privilegiada, nuestra hermosa bandera se veía ondear desafiante a kilómetros de distancia, al menos por unas horas, mientras llegaban los soldados de la Primera Brigada de Infantería (cuartel San Carlos) quienes montaban un colosal operativo para llegar a quitar nuestra bandera; el objetivo nuestro era más una muestra de poder, de control, de presencia, pero más que todo, de desafío, ya que por más que me devanaba los sesos en ese entonces (igual que ahora), jamás pude encontrarle una utilidad práctica.
Pero igual, si volviera yo a nacer, con gusto volvería a subir esa bandera a la cima de La Copa... al precio que fuera.
La noche anterior habíamos salido alrededor de las 2300 horas (11 p.m.) de "La Casita" (una casa abandonada en la zona más rural de Cuscatancingo, en la colonia San Carlos) en donde habíamos estado reunidos desde las 2000 horas (8 p.m.), y después de asignar las tareas y revisar la logística, salimos con rumbo al cielo para tomarlo por asalto...
La escuadra de la cual yo formaba parte, al mando de "Charly" (nuestro responsable), llevaba la vanguardia y la misión de colocar la bandera, mientras una escuadra de apoyo al mando de "Meo" hostigaría el puesto de la PN que se encontraba situado a unos 250 m. de "La Copa", con fuego de fusilería (tres meses atrás habíamos recibido seis fusiles m-16); la escuadra nuestra sólo llevaba armas cortas, algunas de las cuales no estaban en buen estado, recuerdo que yo portaba una 0.357 ", en teoría no tendríamos enfrentamiento.
Esta vez, "Chico" formaba parte de la escuadra. Chico (seudónimo) era un muchacho alegre de unos 17 años, era moreno, alto, fornido, "bien dado" como decíamos nosotros, al lado mío (delgado y de baja estatura) se veía enorme; era un muchacho con más entusiasmo y amor a su pueblo que conocimiento militar (igual que la mayoría de nosotros), era cuñado de Charly e hijo de "la niña Juanita", quien me conocía casi desde que nací, ya que éramos vecinos y ella era muy amiga de mi madre.
Chico se había organizado hacía poco tiempo, apenas había terminado el entrenamiento básico, nunca había estado en combate; esa noche había insistido en acompañarnos, Charly se opuso, pero tras una breve discución se incorporó a última hora.
A la una de la mañana estábamos en posición, y a la una y treinta comenzó el tiroteo, era la señal para comenzar a escalar La Copa
- ¡Ulises! ¡subite con la bandera! ordenó Charly
- ¡ya voy!
- ¡amarrala bien! si se cae antes de que vengan los perros ya vas a ver...
Con agilidad de simio Ulises escaló en un par de minutos los aproximadamente 50 m. que tenía La Copa de altura, afianzó la bandera y bajó aún más rápido de lo que había subido.
- pum pum pum, Charly disparó tres veces al aire, era la señal que íbamos en retirada.
Las escuadras se retirarían en direcciones diferentes, la de Meo por el rumbo de la colonia San Luis y la nuestra por la calle principal.
La retirada comenzó sin problemas, sin embargo, pasados unos minutos se sentía algo raro en el ambiente, los disparos habían cesado por completo; el plan original era que la escuadra de Meo "jalara" la persecución de la PN, y que, con su poder de fuego, mayor que el nuestro, los emboscaran en "El Amate" de la colonia Montreal, para luego retirarse definitivamente por el río, pero era evidente que no lo habían conseguido, seguramente habían descubierto que nosotros no andábamos armas largas y venían tras de nosotros.
Unas cinco cuadras atrás habíamos empezado a correr, cuando, ya casi llegando al punto de buses de la ruta 24 alguien gritó:
- ¡Ay vienen los perros!
En efecto, bajando la cuesta de "La Sonora" venía un "pick up" topado de policías, inmediatamente nos apostamos y abrimos fuego. Enfrente de la farmacia "Primavera" atravesaron el pick up y se tiraron, inmediatamente nos levantaron a pija con fuego de fusilería, mantener la posición era un suicidio, se tomó la decisión, retirada en relevos de 50 m. (las armas no nos daban para más), el primero que nos cubrió fue Charly con su 9 mm., se movía como culebra de un lado a otro de la calle mientras los levantaba a verga, los policías hijos de puta no hallaban ni que hacer, Charly los estaba haciendo mierda con una 9 mm., se aventaron de panza mientras disparaban a lo loco.
Cuando vació el cargador Charly corrió buscando la protección del segundo relevo mientras cambiaba de cargador, el segundo relevo era Chico (hoy se que fue un error), ya estaba en posición y tenía en su mano la 0.45" que se le había asignado.
Al pasar junto a él Charly gritó:
- ¡¡vaciás el cargador y corrés paronde "x" (mi seudónimo, el cual me reservo), yo era el tercer relevo. Chico estaba cabal en el punto de la 24, a media calle, desde mi posición podía verlo y le gritaba:
- ¡¡Hacete a la orilla Chicoooo!! ¡apostate hijueputa!
Chico no se movía, no disparaba, no hablaba, no hacía nada, se había petrificado, los balazos le caían por las patas y no se movía, de repente cesaron los disparos y los esbirros gritaban:
- ¡Renditijueputa! ¡tirá la pistola!
Chico no reaccionaba
- ¡¡Dispará Chicuijueputa!! le gritaba yo
- ¡Rendite hijueputa! ladraban los perros, todo fue en vano, los policías se dieron cuenta de que se había "cortado", y poco a poco se iban acercando.
Un cabo, al que ya teníamos bien marcado, se le acercó, yo no podía disparar, tenía miedo de pegarle a Chico, sólo le gritaba:
- ¡Corré Chico! ¡¡corré paracá yo te cubro!!
El cabito hijo de mil putas le quitó la 0.45" y le disparó con ella en la cabeza
 - ¡¡¡Nooooooooo hijuelagranputa!!! grité, y comencé a disparar con furia, con locura, mientras gritaba:
- ¡¡¡malditos hijos de puta!!!
se fue el primer cargador, en lo que ponía el otro me levantaron a pijazos, ya me tenían chiquito a verga cuando reventó una 9 mm. a mis espaldas, era Charly que había regresado a traerme
- ¡Vámonos hijueputa!
- ¡ni mierda! yo me vua llevar a Chico!
- ¡no seas pendejo! ¡no se puede!, nos van a matar
- ¡me vale verga!
- ¡¡Vámonos hijueputa!! Ulises y Guillén nos van a cubrir...
y así me fui de allí, temblando de rabia, y llorando como un niño (en realidad era un niño yo, un niño viejo), nos retiramos por la colonia Santa Margarita, hacia Ciudad Delgado, lloré por todo el camino...

Ese día no tuvimos más bajas, Chico quedó allí, tirado enmedio del punto, la niña Juanita lo lloró de lejos (reclamar el cadáver de un guerrillero era una sentencia de muerte), fue enterrado como desconocido en el cementerio municipal de Cuscatancingo,
corrían los años 80' y nuestra bandera ondeaba en la cima de La Copa como diciendo:
¡¡Revolución o muerte!!
¡¡Hasta la victoria siempre!!
(Quince días después atacamos el puesto de la PN en una operación que denominamos "Chico Vive", les ocasionamos siete bajas, los demás huyeron, algunos en calzoncillos.
Incautamos siete fusiles, cargadores, munición, uniformes y documentos, así como cinco armas cortas, ese día nos paseamos por todo el puesto de policía, nos fumamos un par de cigarrillos, hablamos de Chico un par de minutos y luego le prendimos fuego al puesto. Entre los muertos estaba el cabo que asesinó a Chico, nos retiramos despacio y en silencio, nos estábamos haciendo fuertes...)


AVE FÉNIX

miércoles, 5 de marzo de 2014

PARA ISABEL

(Dedicado a mi nieta)
¡Cómo quisiera ser cuento!
(para contarte al oído
historias de caramelo,
y sentados en la brisa,
con pinceles de colores,
dibujarle la sonrisa,
al gato de aquella Alicia),
Isabel de mis amores.

Y aquel pájaro, y la nube,
que juegan allá en el cielo,
bajarán hasta tu pelo
para acariciar tu frente,
y en tus ojos de diamante,
amanecen los luceros,
y las estrellas traviesas
que van diciendo "te quiero",
juegan a elevar cometas,
con los hilos de la luna,
pero por la noche llegan,
a dormir hasta tu cuna.

Quisiera regar con migas,
el camino de regreso,
quisiera con Blanca Nieves
vender manzanas al tiempo,
quisiera que en una alfombra,
voláramos por los cielos,
y sin lámpara y sin genio,
pidiéramos tres deseos...
Como quisiera mi niña,
poder estar en tus sueños.

sábado, 28 de septiembre de 2013

"EL LAPICERO"


Este lapicero mío... lo compré... ya no me acuerdo, hace meses, tal vez días,
en la tienda de mi barrio, que está doblando la esquina,
donde atiende una señora, que vende pan, golosinas,
es una tienda chiquita...
pero este mi lapicero, tiene magia, tiene rima,
a veces lo he sorprendido, convertido en jabalina,
clavándose hasta adentro del pecho de la injusticia,
y gritando voz en cuello: ¡¡no pasarán este día!!
y a veces se ha convertido, en la dulce melodía,
que acaricia mis silencios, que me alimenta la vida...
y a veces hasta ha querido, dibujarme una sonrisa...
vano empeño...
Ahhh, si esa señora que vende, en esa humilde tiendita,
tan sólo hubiera sabido,
lo que hace este lapicero,
no me lo habría vendido...

Ave Fénix


domingo, 11 de agosto de 2013

DUALIDAD


Ser guerrero y ser poeta,
es ser dos veces bendito,
es un doble compromiso
que hace dulce el sacrificio,
es volar a las alturas
con la espada y con el libro.

Ser guerrero y ser poeta
es trascender el cinismo,
que te dice,
nada pasa,
es caminar por la vida
cubierto con heroísmo.

Ser guerrero y ser poeta
es no temerle al abismo,
de las oscuras pasiones,
de los desvelos del vicio,
es andar con valentía,
preñado con optimismo.

Ser guerrero y ser poeta
es ser dos veces amigo,
es reírse ante la muerte
y llorar ante el mendigo,
es gritar con voz de fuego,
y callarse como un niño.

Ser guerrero y ser poeta
es no extraviar el sentido,
es locura y equilibrio,
es tener el pecho herido,
es cantar con voz celeste,
los demonios de uno mismo.



Ave Fénix

PENSANDO EN TÍ


Y si después de éste día,
como hierba del camino,
se arrancara mi alegría 
y se agotara mi vino;
yo a la vida pediría,
se desate el torbellino,
y se lleve esta poesía,
a donde quiso el destino,
que estuvieras vida mía.

Pues si se apaga la luz
que me dan tus ojos bellos,
clavados en una cruz
quedarían los intentos
que tuvo mi corazón,
de llenarte de amor tierno,
de cantarte mi canción...
me quedaría desnudo
en una noche de invierno.

Claro está, no soy el sueño,
que una princesa tendría,
sólo tengo algunos versos
y un corazón en la herida,
mis manos están vacías,
mi alma se encuentra fría,
y mi baúl de recuerdos,
lleno está con tu sonrisa...

No pretendo ser tu dueño,
tan sólo darte mi vida,
y edificar junto al mar,
un templo para tu cuerpo,
y llevar hasta tu altar,
el incienso de mis besos...

Ave Fénix

martes, 18 de junio de 2013

PAPÁ TOÑO


Si escribiendo con luz de insomnio, pudiera derramar la tinta inconclusa de los albores de mi vida sobre un papel, seguramente escribiría sobre el día aquel, que envuelto en los vapores de Baco te vi sonreír alegre, junto a tu "tocadiscos", (enormes discos aquellos, de acetato, sobre todo los "long play") escuchando a los Ángeles Negros, a Los Melódicos o Agustín Lara -siempre intuí que tu acorazado corazón, por dentro era de papel y miga de pan, y que sufrías una pena muy honda que nunca supe saber ni entender- y me abrazaste...eran tan raros tus abrazos, pero, ¡cómo estremecían!
O si cantando con pedestre y celestial voz de ángel caído, cantar pudiera la melodía profunda de los irredentos, seguramente cantaría la orgía de la danza de las letras, cuando me enseñaste a leer en la pasta rota de aquel abecedario que encontramos tirada en el basurero, ¿te acordás?, y aprendí a leer, aún antes de asistir al kinder, se que yo era tu orgullo, y ahora escribiendo estas letras sin ton ni son, haciendo espacios entre las huellas que dejan las lágrimas sobre el papel, me pregunto entre una y otra:
-¡¿por qué putas nunca me lo dijiste?!...
Si yo pudiera con el plomo de mi alma abrir un agujero en el remolino del tiempo, y deslizarme hasta aquellos días, volaría hasta tus brazos, y te abrazaría con fuerza, y no te soltaría nunca jamás...
De tí aprendí el valor, con tu ejemplo sin igual, eras bajo de estatura, no eras corpulento, pero juro y aseguro que nunca he vuelto a ver un hombre más valiente, no existía hombre, ángel ni demonio que te hiciera retroceder, nunca te vi dar un paso atrás, jamás, nunca te moviste de la raya, nunca medías al enemigo, la medida era la tuya.
Cientos de recuerdos se aglomeran en mi mente cuando pienso en tu valentía, pero hay dos que siempre llevan la vanguardia:
El de aquella noche cuando un fulano había matado a otro, y los familiares y amigos del difunto habían formado una horda sin control queriendo cazarlo; había gritos, maldiciones, improperios, sonidos de machete y grandes piedras acuchillando la noche y torturando la calle; recuerdo que nosotros, mi mamá, tú y yo, no sabíamos que pasaba, estábamos despiertos, en lo oscuro, expectantes, tú traías dos machetes, me diste uno y me dijiste:
-Tome, hágale güevo, si un hijueputa se salta la puerta de la calle, ¡vuele verga!
Yo tendría, no se, seis, ocho años, me orinaba del miedo, y una rodilla me topaba con la otra del temblor en las piernas,  pero sólo dije:
-Si papá
Pero las manos me temblaban demasiado y no pude sostener el machete, cayó al suelo estrepitosamente haciendo un ruido infernal, afuera en la calle, la horda enfurecida gritó:
-¡ahí está el hijueputa!
y una lluvia de piedras cayó sobre la casa, los más audaces empezaron a escalar la puerta que daba a la calle.
Tú saliste, machete en mano, y apoyado par la Laica ( nuestra perra, pastor alemán, que medía unos 1.50m parada en dos patas) a la puerta, a defender nuestra posición, mientras gritabas:
-¡Aquí no hay nadie hijos de puta! ¡al que se brinque la puerta le vuelo la cabeza!
y empezaste a tirar machetazos a diestra y siniestra, aquello era un pandemonium, hasta que el idiota del asesino saltó a la calle desde un terreno baldío donde se había ocultado, 
-¡Allá va!
y se fueron, y nos dejaron en paz...uffff, ¡qué nochecita!
El otro, otra noche (quizá por eso, la noche y yo, tenemos una extraña relación de amor-odio, las cosas más terribles y las más bellas, me han sucedido de noche, ella ha puesto a prueba mi valor hasta el límite y me ha cubierto con su manto cuando mi sentir y mi amor han explotado al máximo), tú tenías un pick up, el "picacho" le decías, que Papá Chepe, mi tío, te había concesionado para que le enseñaras a conducir al marigüanero de mi primo Noé, como no teníamos estacionamiento lo estacionabas en la calle; esa noche, unos ladrones del lugar lo querían desmantelar, todo pasó en un instante: los ladridos de los perros, tú, el machete, los gritos de mi madre en la puerta; yo ya había crecido un poquito y ya me sentía machito, traté de salir pero mi mamá no me dejó
-¡No salgás! ¡auxiliooo!
Los tipos te estaban dominando, ya casi, cuando de pronto, acudiendo a los gritos de mi madre empezaron a salir los vecinos, don Samuel, don Chus, Mauricio y otros, llegaron, y entonces, ¡pobres ladronzuelos! ¡qué paliza!
-¡Matemos a estos hijos de puta y los vamos a tirar al río!
decía alguien
-¡No, no, pobrecitos, sólo dejémoslos medios muertos a pura verga!
y llovían las patadas y puñetazos... bueno, otra nochecita.
Hoy te confieso que varios años después, en lo más nutrido del tiroteo, del enfrentamiento, de la guerra, y cuando sentía que las fuerzas me empezaban a flaquear, me acordaba de tí, y decía para mi mismo:
-Mi tata nunca se agüevó
y ponía el fusil en tiro a tiro, para ahorrar munición, y cogía fuerza, como búfalo, como león, como dragón, como tu hijo...tenía miedo de la muerte, pero tenía más miedo de no dar tu estatura, me metiste en un güevo, nunca me pude ni me puedo agüevar, llevo tu sangre, esa no es una opción, siempre fuiste, eres y serás, mi ejemplo...
Me enseñaste a ser honorable y digno,
-Los pobres, lo único que tenemos y que nadie nos puede robar, es la dignidad
me decías; nunca te vi robar, ni mentir, enunciabas tu verdad en voz alta y defendías tus creencias donde fuera y ante quien fuera
-¡Toño! ¡cállese, lo van a matar!
te decía mi mamá
-¡Pa' morir hemos nacido! ¡vale verga!
contestabas.
Mi viejo, duro como el coyol, valiente como león, justo como juez de los que ya no hay, neurótico el viejito, recto, inmesurable, estóico, y aún así, a veces te vi llorar...nunca supe por qué, no me lo decías...
¿Te acordás cuando te destrocé el taxi que alquilabas para trabajar?
Dijiste
-¡Hoy  si mato este hiueputa!
y ¿quién sabe? de suerte no me agarraste, esa noche dormí en la casa de don Miguel...
Unos meses después me estabas enseñando a conducir
-Para que no me haga mierda el carro
Jajaja, mi tata, mi viejo, mi rey, mi amigo silente...
¿Cometiste errores? no lo se, no me importa, no  quiero saber, no creo que hayan sido más de los que he cometido yo, no soy nadie, no soy tu juez para juzgarte, sólo soy tu hijo para amarte y respetarte; y me podría pasar  la vida entera escribiendo de tí y sobre tí, pero hoy sólo te quiero decir:
Ta amo Papá Toño,
no sabes como te extraño, me haces falta,
daría, sin dudarlo un segundo, todo lo que tengo, y aún lo que me falta, por poder verte una vez más, abrazarte y susurrarte al oído:
Te amo papá...

Ave Fénix


jueves, 6 de junio de 2013

AMANECER EN EL CAMPO


¡Luz chorreaba la alborada,
cuando el pájaro cantando,
desde la rama del árbol
anunciaba la mañana!

Y allá lejos se veía,
como pariendo horizontes,
fuego subiendo del monte:
¡era el sol que aparecía!

El río baja saltando,
desde la altura del cerro,
y el mugido de un becerro,
a su madre está llamando...

Gracias le doy a la vida,
por esta dulce mañana,
que al entrar por mi ventana,
de mi alma sana la herida.

Ave Fénix