Este día se cumplen 81 años del asesinato de el mas preclaro revolucionario salvadoreño, Agustín Farabundo Marti, asesinado por medio de un pelotón de fusilamiento el 1 de febrero de 1932.
Farabundo nace el 5 de mayo de 1893 en Teotepeque, departamento de La Libertad en El Salvador, hijo de Pedro Marti, quien fungió como alcalde de Teotepeque, y de Socorro Rodriguez de Marti, fue el sexto de catorce hijos, cinco de sus hermanos murieron en la infancia.
Se graduó en el Colegio Salesiano Santa Cecilia, de Santa Tecla, y realizo estudios de Derecho en la facultad de Jurisprudencia en la Universidad de El Salvador.
A los 27 años participo en una manifestación efectuada en el Parque Bolívar de San Salvador, para pronunciarse en contra del gobierno del guatemalteco Manuel Estrada Cabrera, y en apoyo a los exiliados de Guatemala residentes en El Salvador. A causa de esto, Agustín fue exiliado, bajo el mandato del dictador salvadoreño Jorge Melendez, durante este exilio viajo a varios países, entre ellos Guatemala, México, Cuba, Jamaica, Nicaragua y Estados Unidos.
En el año de 1925, en Guatemala, participo en la fundación del Partido Comunista Centroamericano; entre 1928 y 1930 lucho en las Fuerzas del nicaragüense Augusto Cesar Sandino, que combatían la intervención yanqui en Nicaragua y ahí fue nombrado coronel.
Volvió varias veces a El Salvador, y otras tantas fue detenido y expulsado nuevamente, desde el extranjero continuo su lucha como delegado de la Internacional Comunista, fue así mismo dirigente del Partido Comunista de El Salvador.
El 19 de enero de 1932, tres días antes del levantamiento campesino del 22 de enero, fue detenido en el barrio San Miguelito de San Salvador, junto a Alfonso Luna y Mario Zapata, estudiantes universitarios.
Fueron retenidos en la Penitenciaria de San Salvador, juzgados y condenados por un tribunal militar, bajo las ordenes del dictador asesino Maximiliano Hernandez Martinez .
Farabundo Marti, ejemplo de lucha, sacrificio y amor al pueblo sigue viviendo, sencillo, amoroso, combativo, en las mentes y en los corazones de los salvadoreños que amamos la justicia, sigue palpitando en cada día de lucha del pueblo, en cada sonrisa, en cada lagrima, en la memoria de los caídos y la esperanza de la gente común que ama vive y siente la Revolución en sus venas. Loor y Gloria por los siglos de los siglos, vive por siempre nuestro amado Farabundo.
PATRIA O MUERTE ¡¡¡VENCEREMOS!!!
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