"Este cuento trata de reflejar la realidad que se vivía en El Salvador durante los 20 años que el partido ARENA (Alanza Republicana Nacionalista) estuvo en el gobierno del país"
El cipote baja corriendo la cuesta, aventando las piedras del camino con su zapato de tierra; lleva la cara chorreada de alegría porque le han dado una cora (quarter of dollar, la moneda oficial de los súbditos) por un saco de mangos que se fue a robar a la finca del Señor que está cercana al pedazo de tierra donde su mamá hizo una champa de láminas podridas y plástico nuevo, haciéndose la brava para poder vivir allí desde que ya no pudieron pagar el alquiler del cuarto del mesón donde vivían.
Porque, han de saber, que al papá del cipote siempre le gustó mucho el guaro, y le gustaba mucho trabajar, y aunque siempre compraba su pacha de guaro, llevaba, aunque fuera tarde, algo de conqué.
Se ganaba sus centavos haciendo de todo, "menos robar", como él decía, y aunque nunca aprendió a leer, sabía, que el pedazo de tierra que estaba después del de Chus Batres, era de él.
Su mamá se lo había dejado al morir, y aunque estaba en lo mas encumbrado del cerro, allí había hecho milpa siempre su papá, hasta que los soldados lo mataron, para el tiempo de la guerra, y después la hizo su mamá, con la ayuda de él, hasta el día que su mamá se enfermó.
Ese día, Pablo Chacón le ayudó a bajarla en una hamaca hasta la Unidad de Salud del pueblo, allí le dieron unas pastillas de acetaminofén y le dijeron que si en cinco días seguía igual, que la volviera a llevar.
Ya casi de noche, cuando iban subiendo de nuevo, al llegar al ojo de agua, su mamá le dijo que la bajaran, que tenía sed, que no aguantaba más. Y allí murió la campesina, pegada al ojo de agua y entre convulsiones; pero antes de morir, le dijo que el pedacito de tierra era de él, que allí sembrara y que allí viviera, pero él no quiso vivir allí ya más, aquel lugar le traía muchos recuerdos tristes, así que, cuando se arrejuntó con la Lencha, se vinieron a alquilar un cuarto en el mesón que quedaba a las orillas del pueblo.
Él siempre pagaba el alquiler, y siempre iba atrasado, pero cuando sacaba la cosecha, allí se ponía al día, y le compraba una blusa a la Lencha y unos pantalones cutos al cipote, y no faltaba el maíz ni los frijoles durante un tiempo, ni tampoco la pacha de guaro.
Porque el campesino siguió sembrando el pedazo de tierra ya cuando iba a entrar el invierno. Pero, últimamente, el papá del cipote estaba contento, porque unos señores, bien buena gente, con sombreros nuevos y botas de cuero, les llegaban a regalar semilla para sembrar y un poquito de abono, y él, ya no tenía que enjaranarse tanto para poder sembrar, él ya sabía que cuando los señores iban a llegar, tenía que ponerse la camiseta blanca que ellos mismos le habían regalado, una que tenía unos colores y una cruz enmedio (don Chico le decía que esta gente era de Dios, porque todo lo que regalaban llevaba la crucita), y ya estando allí, les hablaban del presente, de la patria y de la libertad, además les decían que si querían seguir recibiendo semilla, cuando fueran las elecciones, tenían que ir a votar al pueblo y marcar con una x (y les enseñaban como hacerlo) la crucita, en unas papeletas que les iban a dar.
Y si alguien no tenía el DUI (Documento Único de Identidad personal) ellos lo iban a llevar a sacarlo y se lo iban a regalar.¡Estos señores si eran buena gente!, el papá del cipote estaba contento.
Pero un día, cuando iba con su cuma a limpiar la tierra para prepararla para la siembra, ya no halló el cerco de palos que él había hecho, ni la palanquera, ni nada. En lugar de eso halló un cerco de postes de cemento y alambre de púas nuevito, que abarcaba su pedazo de tierra, el de Chus Batres, el de don Tomasito, el de Juan González, el de la niña Domitila y veinte pedazos de tierra más.
Adentro del cerco andaban unos hombres con escopetas y unos chalecos con un montón de bolsas, y cuando se acercó a preguntar que había pasado allí, le dijeron que ellos no sabían nada, pero que llegara el jueves, que iba a haber una reunión con todos los dueños de los pedazos de tierra.
Se fue pensativo, al llegar al mesón le contó a la Lencha lo que había pasado, ella le dijo que no se preocupara, que ya se iba a poner a rezar un rosario para que la virgencita le dijera a Dios que les ayudara, que Dios era bueno y les iba a ayudar.
El campesino se quedó un poco más tranquilo, ya no habló más del asunto, pero ese día no tomó guaro, estaba demasiado preocupado.
Cuando llegó el jueves, salió de mañanita del mesón para estar tempranito en el cerro, donde iba a ser la reunión, iba volando, no veía la vereda, ni se detuvo en el ojo de agua, donde siempre pasaba a beber y a hablar un rato con su mamá. Iba abstraído en sus pensamientos, muy preocupado, desde lejos se veía la aglomeración de gente, allí estaban los campesinos dueños de los pedazos de tierra, también se veían unos carros nuevos con vidrios negros y unos señores con trajes negros y corbatas, y muchos hombres con pistolas y fusiles que andaban cuidando a los encorbatados.
Pero, al llegar al lugar, casi se le sale una sonrisa de alegría, entre los encorbatados, estaba uno de los señores que les llegaba a regalar semilla, no lo había conocido porque hoy andaba vestido con traje, no andaba puesto el sombrero ni las botas de cuero.
-Esto no puede ser nada malo, pensó, esta señor es buena gente y habla bien bonito, además es de Dios porque en todas las cosas anda una crucita, y se tranquilizó.
Después de un rato, este mismo señor, se subió a un bordito que había allí, a la par se le pusieron dos hombres con fusiles, los campesinos callaron el murmullo que tenían, y él les empezo a hablar:
-Buenos días señores, el motivo de esta reunión es para comunicarles que a partir de hoy, tomo posesión de estas tierras que por derecho me pertenecen. Todas estas parcelas fueron vendidas a mi señor padre por los papás de ustedes, y ahora, por motivos de herencia me pertenecen a mi.
Por un momento se sintió una brisa helada en pleno calor de abril, un silencio sepulcral, pero poco a poco, un murmullo se fue elevando entre los campesinos, hasta que don Chus Batres exclamó:
-Eso no puede ser, mi papa todavía está vivo, lo que pasa es que ya no puede caminar a causa'e la riuma, pero como yo ya me imaginaba esto le pregunté, y él dice que no le ha vendido nada a naides.
-¡Si! gritó don Juan González, eso es cierto, además a mi, mi pedazo no me lo ha dado mi papa ni mi mama, yo se lo compré a Beto Corado, quera, el dueño antiguo, antes que se fuera a los Estados.
-Yo, dijo la niña Domitila, no se ler, pero ay tengo unos papeles que mi tatita me dijo queran las escrituras de la tierra.
El papá del cipote no dijo nada, el sabía que su papá no le había vendido nada a nadie, ni tiempo le dieron los soldados cuando lo mataron, porque una vez les regaló unos mulquites a los muchachos, y Tomás Beltrán, que era el oreja del lugar, les contó a los soldados, por eso lo mataron, además, él siempre les decía a su mamá y a él: Cuando yo me muera, este pedazo'e tierra es suyo, pa' que lo sigan sembrando y nunca les falte el maicito.
-Bueno, dijo el señor buena gente, yo aquí tengo las escrituras, -enseñe licenciado- dijo, dirigiéndose a otro ensacado que se encontraba con él, que me acreditan como legítimo heredero y propietario de estas tierras, además ya las tengo registradas en el Registro Nacional, y por lo tanto son mías. Aquí voy a dejar estos vigilantes por si se les ocurre traspasar el cerco, ellos tienen autorización de disparar en legítima defensa de la propiedad privada, recuerden que estamos en un país libre, aquí no es un país comunista donde todos hacen lo que quieren, además, yo no soy mala gente, si ustedes quieren trabajar, yo les doy trabajo aquí, en mis tierras.
El papá del cipote continuó en silencio, sólo miro con odio al señor buena gente, de saco y de corbata, su padre asesinado a balazos por los soldados, su abuelo muerto de paludismo y de miseria, y todos los oprimidos del mundo miraron por sus pupilas también.
Bajó despacio del cerro, y al llegar al ojo de agua se detuvo y bebió, no dijo nada esta vez, sólo lloró un rato y continuó bajando.
Al llegar al mesón no dijo nada, la Lencha lo supo por don Osmín Martínez, quien estuvo en la reunión, sacó la cuma y se fue a empeñarla y se compró una pacha de guaro; desde entonces no ha dejado la sumba, a veces bota basura, a veces hace mandados y a veces pide dinero, pero no deja de beber, ya no habla, ya no ríe, ya no llora, sólo bebe y bebe más. Cuando le preguntan por que bebe tanto, no responde, sólo vuelve a ver y sigue bebiendo.
Al ver esto, la dueña del mesón, le dijo a la Lencha:
-Mirá Lencha, tu marido no deja la sumba, y hoy no me va pagar luatrasado, por que nua sembrado, además dicen que él y otros le vendieron la tierra a un señor ques diputado diarena. Así que por favor me disocupás el cuarto porque yo necesito arquilarlo, ya ves que yo desto vivo.
La Lencha no hallaba que hacer, hasta que la niña Sandra le dijo:
-No tiaflijás Lencha, allá por donde yo me ido a vivir hay un pedazo solo, a ver de quien es, pero vos andate y hacete la brava, estalgo feyo porqués como barranco, perualgo es algo, no vas a vivir en la calle. Ay te vuadar unas láminas queran del chiquero y un plástico nuevito que compré para tapar la leña pa' quiagás una tu champa.
Y así fue como la Lencha cambió de domicilio, hizo la champa amarrada con pitas y mecates y allí vive con el cipote.
El problema es que no tenía para comer, al principio se fue a trabajar a donde la niña Ofelia López, a hacerle los oficios, ya que ella acababa de parir un niño.
Y allí estuvo la Lencha trabajando un tiempo, hasta que un día que la niña Ofelia andaba visitando a su mamá, don Roberto, el marido de la niña Ofelia, quiso abusar de ella, la agarró a la fuerza mientras le decía:
-Dejate Lencha, no te vas arrepentir, yo tevuá dar todo lo que querrás, la Lencha le pateó los testículos y salió corriendo, llorando, rumbo a su champa.
Al día siguiente que la Lencha llegó a trabajar, la niña Ofelia la esperaba en la puerta y le dijo:
-Mirá Lencha, te voy a pagar los diyas que mias hecho, y te vas.
Dice Roberto que teliandás metiendo, y aquí es una casa decente, no queremos putas.
La Lencha no dijo nada, agarró los centavos y siguió su calvario; desde entonces, a veces lava ajeno, a veces va a traer fruta robada a la finca del Señor que está cerca de su champa y la va a vender, a veces comen y a veces no; a veces reza el rosario pero ya no va a la iglesia, está algo enojada con Dios, porque no la ayudó cuando más lo necesitaba y porque dice que se ha olvidado de ella.
Pero el cipote está feliz, un día vio en la tienda de la niña Chon, unas bolsitas de vivos colores engrapadas a una tira de cartón, con un dibujo de "Boc Esponja", como él dice, y le preguntó:
-Niña Chon, ¿qué son esas bolsitas?
-Son "sorpresas"-contestó la niña Chon-
-Y ¿cuánto valen?
-Una cora
-Ahhh...
Desde entonces, el cipote vive obsesionado,
-Ma' Lencha, regáleme una cora
-Y yo dionde tevuadar cipote, si ni pa' comer tengo!
Pero un día, al observar a su mamá ir a traer fruta a la finca vecina se le ocurrió la idea.
Él es admirador de Bob Esponja, a veces lo mira en el televisor del hijo del señor que trabaja en la Alcaldía, el de la casa de ladrillos y techo de duralita, son amigos y a veces, cuando no está su papá ni su mamá, lo deja ver la televisión desde la puerta balcón de hierro.
Ese día, el cipote se había levantado de mañanita, y se fue a donde la niña Sandra,
-Niña Sandra, présteme un saco
y salió a robarse los mangos, como pudo arrastró el saco lleno de mangos de ciruela hasta el mercadito del pueblo.
Allí un señor bien buena gente le dio una cora por el saco de mangos.
Por eso, el cipote, va corriendo, bajando la cuesta, con su cara chorreando alegría, con su cora de cobre y su ilusión de papel, va para la tienda de la niña Chon a comprar su sorpresa de Boc Esponja, mientras su papá bebe en la cantina, su mamá llora su miseria y un señor buena gente regala semilla y lucha por la libertad...Amén.
AVE FÉNIX
GLOSARIO
-Arrejuntó: juntó, arrejuntarse es unirse en unión libre
-Arquilarlo: alquilarlo
-Brava: enojada
-Champa: jacal, vivienda construída generalmente de plástico, madera y laminas usadas de zinc, así como cartón
-Cipote: niño
-Conqué: comida
-Cuma: herramienta cortante que los campesinos usan para cortar la hierba y el monte
-Cutos: cortos
-Cora: moneda de veinticinco centavos de dólar
-Diarena: de arena, del partido ARENA
-Disocupás: desocupás, desocupas
-Diyas: días
-Desto: de esto
-Duralita: láminas de fibra de asbesto
-Enjaranarse: endeudarse
-Estalgo: está algo
-Feyo: feo
-Guaro: aguardiente, licor barato
-Luatrasado: lo atrasado
-Mama: mamá
-Mias: me has
-Milpa: sembradío de maíz
-Metiendo: ofreciendo, acosando
-Muchachos: guerrilleros, jóvenes
-Mulquites: mazorcas pequeñas, poco desarrolladas
-Naides: nadie
-Niña: doña
-Nua: no ha
-Nuevito: nuevecito
-Ojo de agua: nacimiento de agua, generalmente en las faldas de un cerro o volcán
-Pacha de guaro: recipiente de plástico o vidrio que contiene aproximadamente un cuarto de litro de aguardiente
-Palanquera: puerta provisional y rústica construída de palos y alambre de púas
-Papa: papá
-Perualgo: pero algo
-Ques: que es
-Querrás: quieras
-Quera: que era
-Queran: que eran
-Quiagás: que hagás, que hagas
-Riuma: reuma
-Sorpresas: bolsas pequeñitas de papel o plástico decoradas con colores vivos y dibujos animados que contienen uno o dos pequeños dulces y juguetes pequeños de plástico
-Sumba: acto de beber alcohol conseteudinariamente
-Tiaflijás: te aflijás, te aflijas
-Teliandás: te la andas
-Vuadar: voy a dar
Wooow,, joder cuanto sentimiento le has puesto. Como te hace sentir estas sensaciones de impotencia, rabia, tristeza. Se vive; sientes el dolor que hay en algunas personas que es causado por otras que son mas crueles e inhumanas.
ResponderEliminarMe parece algo muy bien hecho que llega y que parte el alma, el saber que esto es una realidad no solo pasa en América Latina; esto es el diario vivir en muchos parieses incluso ya lo vemos en países desarrollados o del primer mundo.
Un abrazo una enhorabuena por tu relato y que esto se divulgue, que trascienda y se tome conciencia de ello.
Gracias amigo, la intención ha sido que por medio de un relato ficticio se pueda visualizar una tremenda realidad.
EliminarLas sensaciones de las que hablas no son producto de mi elocuencia sino más bien de tu gran sensibilidad y corazón.
Si te ha gustado, ya he cumplido mi misión, que es que por lo menos una persona sienta y entienda que es necesario tratar de cambiar esta realidad, toda mi lucha va encaminada a eso.
Un abrazo querido amigo.