martes, 28 de mayo de 2013

EL VELERO



Dulce brisa de recuerdos,
en las arenas del tiempo,
acompaña aquel velero,
que se quedó sin océano
navegando en el desierto,
tapizado de espejismos,
que conduce hacia el Arcano...

Y esa nave se desliza,
sobre un mar de fantasía,
con su estela de ilusiones,
y sus velas siempre henchidas;
no hay tormenta que lo mueva
de la ruta que le guía:
las luces de aquel lucero,
que después del aguacero,
apareció por el cielo,
la noche de su partida...

Salió a la caza de un sueño,
persiguiendo va el secreto
que le negara la vida,
esa tarde de ironía;
cuando más necesitaba,
versos tiernos que cantarle,
al oído de su amada,
no halló quién le respondiera:
¿en dónde se halla la fuente,
de la cual bebe el poeta,
que lo llena de poesía,
y del mundo lo hace dueño?...

¡Marinero solitario!
que conduces el velero 
que va en busca del secreto
de la fuente de la vida,
de la luz y la poesía
para cantarle a tu amada;
¡ya no sigas el lucero!
¡vuélvete por el sendero
que conduce hasta tu playa!
y estando en puerto seguro,
ve, derriba ya los muros
que te impiden ver las luces
de los destellos de tu alma...
y ahí hallarás la poesía.

Ave Fénix

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