martes, 15 de enero de 2013

EL DESEO DE ESCRIBIR

Hoy sentí el deseo.
De repente llego a mi, y sentí pereza, pero acercando el ojo me di cuenta, que solo era un ropaje, un disfraz, como la oveja con piel de lobo, como el pastor que grita en el púlpito para no escuchar la voz de su conciencia, como la mariposa que se viste de flor para no llamar la atención.
Solo era un disfraz!, no había tal pereza; y luego me pregunte: ¿entonces que siento? y le grite al hastió, ¡¿Quien se esconde tras el disfraz de la pereza?! y una voz temerosa me contesto:
-soy el miedo. Y entonces lo comprendí, era el miedo que ahogaba mi deseo,  el miedo a que en mi mente se hubiera secado la inspiración, como la tinta de lapicero barato, de esos que regalan los candidatos políticos; el miedo que al buscar la sombra del árbol de mango, el sicario fantasmal atisbara entre las ramas del cerco de laminas; el miedo a olvidar quien fui, el miedo a recordar quien soy, el miedo a tener tanto que decir, que mis pensamientos ahogaran la tinta de mis palabras; miedo a evocar el pasado, miedo a imaginar el futuro, miedo a morir el presente, miedo, era solo miedo, miedo fantasmal, miedo de mil caras y ningún rostro, miedo a los sonidos del silencio; miedo, oscuro muerto del pasado que pudre mi presente de luz, pero es solo un muerto, un muerto oscuro que se niega a morir, un fantasma, una cordura,un difunto que va a morir muy pronto, y no habrá para el resurrección, por los siglos de los siglos, amen.
Era solo vulgar miedo, miedo disfrazado de pereza. Pero acercando el ojo lo vi, y me reí, y volví a sentir el deseo, el deseo de escribir.  AVE FÉNIX 

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